La comunidad científica ha aportado nuevas pruebas de los beneficios de la lectura en el desarrollo cognitivo. De hecho, se ha demostrado que los niños que, desde muy pequeños (a partir de los 3 años) han empezado a leer por placer, obtienen mejores resultados en pruebas cognitivas en la adolescencia.
El estudio, realizado por expertos de las universidades de Cambridge y Warwick y publicado en la revista Psychological Medicine, contó con la participación de más de 10.000 jóvenes adolescentes. Se midió que 12 horas semanales era la cantidad óptima de lectura y que este hábito saludable está vinculado a una mejor estructura cerebral.
Lo que finalmente se puso de manifiesto fue un fuerte vínculo entre la lectura por placer a una edad temprana y un buen rendimiento en la adolescencia en pruebas cognitivas que miden factores como el aprendizaje verbal, la memoria y el desarrollo del lenguaje, así como en el rendimiento escolar.
La comunidad científica ha aportado nuevas pruebas de los beneficios de la lectura en el desarrollo cognitivo. De hecho, se ha demostrado que los niños que empiezan a leer por placer desde muy pequeños (a partir de los 3 años) obtienen mejores resultados en pruebas cognitivas en la adolescencia.
El estudio, realizado por expertos de las universidades de Cambridge y Warwick y publicado en la revista "Psychological Medicine", contó con la participación de más de 10.000 jóvenes adolescentes. Se midió que 12 horas semanales era la cantidad óptima de lectura y que este hábito saludable está vinculado a una mejor estructura cerebral.
El equipo de investigación estudió una amplia gama de datos, como pruebas cognitivas, evaluaciones mentales y conductuales y escáneres cerebrales, y luego comparó a los niños que habían empezado a leer por placer a una edad bastante temprana con los que empezaron a hacerlo más tarde de los nueve años (o a los que no les gustaba nada la lectura). Los análisis también tuvieron en cuenta muchos otros factores, como el nivel socioeconómico. La mitad de la muestra había pasado entre tres y diez años leyendo por placer, y la otra mitad no.
Lo que surgió finalmente fue un fuerte vínculo entre la lectura por placer a una edad temprana y un buen rendimiento en la adolescencia en pruebas cognitivas que medían factores como el aprendizaje verbal, la memoria y el desarrollo del lenguaje, así como en el rendimiento escolar. También se observó que los jóvenes lectores, una vez entrados en la adolescencia, presentaban un mejor bienestar psicológico, calculado según una serie de puntuaciones clínicas e informes de padres y profesores, mostrando menos signos de estrés y depresión juvenil, así como un mayor estado de alerta y menos problemas de conducta (la agresividad es extremadamente baja en estos sujetos). Los niños que empezaron a leer antes en la adolescencia también tienden a pasar menos tiempo delante de pantallas (como la televisión, los teléfonos inteligentes o las tabletas) y a dormir más tiempo.
Este es el comentario final de Barbara Sahakian, de la Universidad de Cambridge y autora del estudio: "La lectura está vinculada a importantes factores de desarrollo en los niños, mejorando su cognición, salud mental y estructura cerebral, que son piedras angulares para el aprendizaje y el bienestar futuros.