La psoriasis es una enfermedad inflamatoria de la piel que suele ser crónica, recidivante y no transmisible, causando dolor, incomodidad y a veces incluso vergüenza durante gran parte de la vida.
La aparición de la psoriasis se debe a un estado continuo de activación del sistema inmunitario, por lo que se denomina enfermedad inmunomediada.
Se trata de una enfermedad multifactorial (es decir, con varias causas), que se caracteriza por un aumento de la proliferación de células epidérmicas y se manifiesta sobre todo en forma de placas eritemato-escamosas, localizadas en diversas partes del cuerpo.
La psoriasis se manifiesta como un aumento de la proliferación de células cutáneas, y por ello causa la formación de placas eritemato-escamosas (piel engrosada, a menudo enrojecida y escamosa) que se encuentran principalmente en ciertas partes del cuerpo como las rodillas, los codos, el cuero cabelludo, la zona lumbosacra, y en las palmas de las manos y los pies. No se conocen distinciones de edad o zona geográfica.
La manifestación de la psoriasis se debe a un estado de activación perenne y continua del sistema inmunitario (de hecho, se denomina enfermedad inmunomediada). Es crónica y no transmisible de persona a persona. Además, tiene un curso recidivante, es decir, alterna periodos de exacerbación con otros de remisión que pueden ser casi completos.
Pueden identificarse por sus diferentes clínicas y el tipo de lesiones. Psoriasis en placas: placas rojas demarcadas cubiertas de escamas blancas plateadas; psoriasis pustulosa: pústulas en distintas zonas del cuerpo, que luego suelen convertirse en costras; psoriasis guttata: pequeñas pápulas rojas descamativas; psoriasis eritrodérmica: enormes manchas inflamadas de color rojo púrpura; psoriasis inversa: zonas lisas de piel enrojecida e inflamada.
Para diagnosticar correctamente la psoriasis, ya que puede tener diferentes manifestaciones, se requiere una investigación clínica basada en la observación del médico general o del especialista en la manifestación cutánea de la enfermedad (un dermatólogo). La enfermedad puede presentarse con cuadros clínicos de diversa gravedad, desde un pequeño número de lesiones cutáneas hasta la afectación de zonas corporales más extensas.
Por el momento, no se ha encontrado una causa única: se habla de la psoriasis como una enfermedad multifactorial (es decir, factores que pueden ser genéticos, ambientales o incluso, y sobre todo, inmunológicos). De hecho, el papel del sistema inmunológico como causa de la psoriasis es uno de los temas clave de la investigación contra esta enfermedad (por el momento, sin embargo, todavía no se ha logrado ningún avance significativo). La psoriasis también puede deberse a factores externos e internos, como traumatismos cutáneos (arañazos, abrasiones, quemaduras), infecciones, estrés, tabaquismo, obesidad y ciertos medicamentos.
Todavía no existe una cura definitiva para la psoriasis. Las cremas tópicas a base de cortisona, a menudo sustituidas por innovadoras cremas a base de vitamina C, las terapias sistémicas orales y las terapias ultravioletas son actualmente las más comunes, aunque la forma de tratar este problema varía en función de su intensidad y grado de gravedad. Obviamente, como todas las enfermedades crónicas, la psoriasis requiere un seguimiento constante y continuo.