¿Qué le sucede a su cuerpo si come demasiada proteína?

Las proteínas son esenciales para nuestra salud porque junto con los carbohidratos y los lípidos representan los tres macronutrientes fundamentales para nuestra supervivencia. Las proteínas son responsables de asegurar el crecimiento y la renovación de los tejidos, permitiendo la digestión, el desarrollo de las defensas inmunes y el transporte de oxígeno en la sangre. Por estas razones, y otras, son extremadamente importantes. Podemos encontrarlos en alimentos de origen animal y vegetal como carne, pescado, huevos, leche, legumbres, soja y derivados, frutos secos. Y si una deficiencia de proteínas es perjudicial para nuestra salud, también lo es el exceso. Averigüemos por qué.

Comer la cantidad correcta de proteínas ayuda a mantener el peso bajo control, mientras que un exceso puede tener el efecto contrario. Pero, ¿cuál es la dosis diaria recomendada? Según el U.S. Food and Nutrition Board, en adultos es de 0,8 gramos de proteínas por kilogramo de peso corporal (para niños y jóvenes, en la fase de crecimiento, debe duplicarse o triplicarse).

Un exceso de proteína podría causar una sensación continua de sed. La necesidad de beber más podría ser provocada por el hecho de que los riñones están ocupados eliminando el exceso de proteínas, causando más micción y, por lo tanto, una ligera deshidratación.

El exceso de proteínas, además de hacerte sudar más, también aumenta la cantidad de amoníaco presente en el cuerpo. El amoníaco es uno de los metabolitos de las proteínas y podría causar mal olor a sudor, orina y aliento.

El exceso de proteínas podría poner al cuerpo en dificultades desde el punto de vista de la regularidad intestinal. Esto podría deberse al hecho de que se prefiere la proteína en lugar de la fibra, lo que dificulta la digestión y favorece el estreñimiento.

Ingerir demasiada proteína podría eventualmente causar sentimientos de confusión mental. Esto podría estar relacionado con el hecho de que las proteínas son preferidas a los carbohidratos, estos últimos esenciales para proporcionar energía al cerebro, después de la transformación en azúcares.