No es en absoluto cierto, como sigue pensando la mayoría de la gente, que las personas con cardiopatías sólo puedan disfrutar de vacaciones en la costa o en lugares llanos. De hecho, incluso los pacientes cardiacos pueden pasar sus vacaciones sin problemas en lugares de gran altitud.
Por supuesto, deben tomarse algunas precauciones adicionales y, sobre todo, es necesario llegar preparado a la hora de partir, para evitar todos los posibles imprevistos y garantizar el mayor nivel de seguridad posible.
Algunos consejos pueden ser realmente útiles, pero aparte de la prudencia y el cuidado, no existen contraindicaciones reales para los pacientes cardíacos cuando se trata de hacer senderismo o de unas vacaciones en la montaña.
No es en absoluto cierto, como sigue pensando la mayoría de la gente, que las personas con cardiopatías sólo puedan disfrutar de vacaciones en la costa o en lugares llanos. De hecho, incluso los pacientes cardiacos pueden pasar sus vacaciones sin problemas en lugares de gran altitud. Por supuesto, deben tomarse algunas precauciones adicionales y, sobre todo, es necesario llegar preparado a la hora de partir, para evitar todos los posibles imprevistos y garantizar el mayor nivel de seguridad posible. Algunos consejos pueden ser realmente útiles, pero aparte de la prudencia y el cuidado, no existen contraindicaciones reales para los pacientes cardíacos cuando se trata de hacer senderismo o de unas vacaciones en la montaña.
Preparar el físico significa hacer dos cosas antes de partir hacia una estación de montaña: en primer lugar, realizar un examen cardiológico y, en segundo lugar, empezar a hacer ejercicio. Se trata de ponerse en forma para posibles actividades físicas, como el senderismo y similares. Pero aún más importante es que el entrenamiento permite conocer mejor el propio cuerpo y, sobre todo, los propios límites, algo esencial para los pacientes cardiacos.
Éste es también uno de los principales problemas de los alpinistas profesionales, por lo que los enfermos del corazón deben tener especial cuidado. Cuanto mayor es la altitud, más fino es el aire y resulta difícil respirar correctamente. El cuerpo también sufre verdaderos cambios: se respira más deprisa, se acelera el ritmo cardíaco y aumenta la tensión arterial. El umbral "peligroso" para los enfermos del corazón se sitúa en torno a los 2.500 metros. A partir de ahí, hay que subir con mucho cuidado, dando tiempo al cuerpo para aclimatarse a la nueva presión.
La Dra. Daniela De Serio, especialista en cardiología de la red de ambulatorios especializados Santagostino de Milán, junto con sus colegas cardiólogos, recomienda subir un máximo de 500 metros al día una vez superado el umbral de los 2.500 metros. Por la misma razón, las personas con problemas cardiacos también deben evitar el uso de teleféricos y teleféricos rápidos.
Las personas con cardiopatías, y más aún si son normalmente sedentarias, deben evitar definitivamente los esfuerzos excesivos. Asimismo, debido a la menor cantidad de oxígeno disponible en el aire, las rutas y los paseos deben ser cortos y fáciles, y no causar un esfuerzo excesivo al organismo. Además, sería mejor optar por comidas ligeras pero frecuentes, evitando los atracones al menos durante el periodo de la estancia.
También podríamos haber puesto esto en el punto uno, pero hemos optado por dejarlo al final porque puede llamar más la atención. Sobre todo si decides alojarte en lugares remotos, aislados o con pocos servicios de farmacia, es buena idea comprobar no una, ni dos, sino cien veces que has metido todos los medicamentos en la maleta. Es más, sería mejor llevar incluso más de los necesarios, por si hiciera falta.