Una fobia indica un miedo y una repulsión irracionales y persistentes a determinadas situaciones, objetos, actividades, animales o personas, que a veces pueden ser limitantes y repercutir en nuestra vida cotidiana.
Casi todo el mundo tiene una fobia más o menos pronunciada, pero mientras algunas son muy raras y particulares, otras están muy extendidas.
La "World Mental Health Survey Initiative", un proyecto de colaboración de la OMS, la Universidad de Harvard y la Universidad de Michigan, ha clasificado las fobias más extendidas.
Una fobia es un miedo y una repulsión irracionales y persistentes a determinadas situaciones, objetos, actividades, animales o personas, que a veces pueden ser limitantes y repercutir en la vida cotidiana. Casi todo el mundo tiene una fobia más o menos pronunciada: mientras que algunas son muy raras y particulares, otras están muy extendidas. La "World Mental Health Survey Initiative", un proyecto de colaboración de la OMS, la Universidad de Harvard y la Universidad de Michigan, ha clasificado las fobias más extendidas.
El miedo a volar afecta a más del 1% de la población. Quienes lo padecen no sólo suelen sentir terror cuando viajan en avión, sino también ante la mera idea de tener que volar. De hecho, los aerofóbicos suelen viajar en avión sólo cuando es estrictamente necesario.
Casi el 2% de la población mundial tiene miedo al sonido atronador de los truenos y relámpagos. Quienes padecen brontofobia intentan escapar del propio miedo: en la práctica, tanto niños como adultos buscan refugio en cualquier lugar donde no puedan oír ni ver una tormenta eléctrica en curso.
Ascensores, habitaciones pequeñas, túneles: hay muchas personas que no soportan la idea de estar en espacios cerrados o confinados, más del 2% de la población. Esta fobia provoca una sensación general de malestar que despierta miedos arquetípicos como la soledad y el desamparo.
La talasofobia es el miedo a las grandes masas de agua, como mares, océanos, lagos o incluso piscinas, y se traduce en el temor a zambullirse en el agua, a menudo cuando es profunda y oscura, pero en algunos casos también cuando el fondo marino es visible. Muchas personas afectadas por este miedo (en total, más del 2% de la población) se niegan a bañarse en el mar aunque el agua sea poco profunda, sumergiéndose como mucho los tobillos.
Algo menos del 3% de la población mundial siente terror a los lugares altos, como rascacielos, teleféricos o puentes a gran altura. Este miedo se acentúa en presencia de salientes y cerca de alturas, como en los balcones. Los síntomas son las fobias clásicas: taquicardia, temblores, sudoración excesiva y, en casos graves, ataques de pánico.
Aproximadamente el 3% de las personas tiene miedo a la sangre: sólo verla puede provocar un desmayo. Estudios realizados recientemente han rastreado algunas posibles causas de esta fobia: a menudo los motivos residen en traumas de la infancia o la adolescencia.
Aracnofobia (arañas), entomofobia (insectos), ornitofobia (pájaros), ofidiofobia (serpientes): los miedos relacionados con los animales son los más extendidos en el mundo y afectan a casi el 4% de la población. En los casos más graves, quienes temen a un animal concreto pueden incluso asustarse a sí mismos con una reproducción falsa del animal en cuestión.