Cuando disminuye la intensidad de la sangre dirigida al cerebro, puede producirse una pérdida de conciencia y, por tanto, un desmayo.
El desmayo, mecánicamente, se manifiesta por una pérdida repentina del tono muscular, que provoca una caída hacia el suelo, con pérdida de la coloración facial. Antes del desmayo, se puede experimentar debilidad, náuseas y problemas de visión y audición. Por lo general, la pérdida de conciencia dura unos dos minutos.
Las causas de los desmayos pueden ser tan variadas como los síntomas que los preceden. (Fuente: Hospital Humanitas de Milán)